Odio




Un mes antes de la muerte de Navarro, descubrí que trabajaba en la misma empresa que yo.

Navarro y yo habíamos compartido colegio, pero me había olvidado completamente de él, y además, su aspecto había cambiado mucho, quizá algo natural después de tantos años.

Le había visto a veces en el aparcamiento, en la máquina de café, sin reconocerle. Ahora me habían incorporado a un proyecto y él era parte del equipo. Al ver su nombre completo en la lista de participantes supe quién era. 

Navarro. No tenía buen recuerdo de él en los tiempos del colegio. Era un chulo que iba dos cursos por delante de mí. Apenas coincidíamos, pero cuando lo hacíamos, siempre tenía para mí una frase despectiva, un empujón, alguna pequeña humillación.

Yo procuraba eludirle. Dos cursos de diferencia era demasiado a aquella edad, así que aguantaba estoicamente. Mis actos de venganza eran siempre imaginarios. Después de dos o tres años se fue del colegio y todo aquello se me olvidó.

Y ahora, resulta que al cabo de los años estábamos en el mismo proyecto. La tentación de la venganza empezó a formarse casi sin darme cuenta. Oh no, no sería nada espectacular. Simplemente me proponía joderle cuanto me fuera posible. En la organización del proyecto él no tenía autoridad sobre mí. Es más, yo tenía cierta posición de ventaja, ya que actuaba como asesor pero sin responsabilidad directa en la evolución de los trabajos. En cierto modo, él dependía de mí.

Si Navarro nunca me había caído simpático, no puede decirse que su carácter hubiera mejorado con los años. Brusco, rozando la grosería, desconsiderado con los compañeros, jactancioso de sus cosas, Navarro no le resultaba simpático a nadie. Mi caso no era especial.

Siempre me he considerado una buena persona, incapaz de odiar, pero de repente, empecé a desarrollar un comportamiento retorcido. Mostraba ante todos una actitud de colaboración total, de deseos de ayudar, de disponibilidad sin reservas, de forma que el equipo me consideraba un elemento valioso y cooperador. Pero a la vez, me las ingeniaba para introducir problemas, dudas, ambigüedades, que nunca parecían provenir de mí, sino de las circunstancias, de la mala suerte. A veces insinuaba cierta falta de previsión por parte de Navarro. Si él hubiera considerado tales y tales riesgos… Quizá —sugería yo sin llegar a decirlo claramente— el problema era la falta de liderazgo de Navarro, su inexperiencia. En las reuniones, yo sonreía, hablaba con suavidad y ponía cara de perro labrador, mientras Navarro empezaba a mirarme más y más con odio creciente. Yo manifestaba públicamente su trabajo eficaz, a la vez que ponía sobre el tapete razones por las que quizá no era la persona más adecuada para tal o cual tarea. Un verdadero ejercicio de equilibrio, un maquiavelismo y una mala uva que me hacían feliz. Feliz como un niño feliz.

La venganza, dicen, es un plato que se sirve frío. Helado.


*  *  *

Y una mañana, llego y me encuentro con la noticia: Navarro ha muerto en un accidente de tráfico. Su coche se ha salido de la carretera en la A-2. Muerto en el acto.

Los empleados forman corrillos y comentan el suceso. Muestran una actitud curiosa: por una parte, un tono serio adecuado al carácter de la noticia, y por otra, una especie de excitación mal disimulada, una competencia por ver quién conoce más detalles, como sucede siempre cuando la gente comenta una catástrofe. Me pregunto si el ser humano no disfruta en parte ante el espectáculo de un desastre que no le afecta directamente.

Se oyen comentarios técnicos. Navarro afirmaba llegar de Madrid a Barcelona en tiempo record. No se puede correr de esa forma. De nada le ha servido su potente berlina alemana, su cinturón de seguridad con pretensor, sus múltiples airbag, sus neumáticos de 235 milímetros y perfil bajo, la carrocería indeformable, la media docena de artilugios electrónicos de control del vehículo.

La cabeza quedó completamente seccionada y la Guardia Civil tardó un buen rato en encontrarla entre unos matorrales. Detalles técnicos. Cómo disfruta la gente comentando esas cosas.

Bien, Navarro ha muerto y yo no he sido. De pronto me siento aliviado. Ya no tendré que seguir practicando mi juego de conspiración. Me pregunto con cierta angustia si me alegro de su muerte. "Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo", dice el proverbio árabe. No era mi amigo, no era un familiar, su muerte no tiene por qué afectarme, y no voy a consentir que me afecte. No tengo por qué sentirme culpable. Era un indeseable, cierto. No se si llegué a desear su muerte alguna vez, quizá lo hice en los tiempos del colegio. En todo caso, ha muerto por circunstancias fortuitas. A otra cosa.


*  *  *

Pasa el tiempo. Pienso en el último mes. Pienso si somos justos en nuestras opiniones sobre las personas. Quizá Navarro era también una víctima como yo. ¿Cómo saber qué le llevó a desarrollar su carácter? Pudo ser una infancia poco feliz, un padre despótico, una familia deshecha, un acontecimiento que le marcó ya en los primeros años. Quizá desarrolló una forma de defensa violenta ante los demás. Si hablas con voz más fuerte que el otro, si le empujas, si amenazas, marcas la distancia, te haces valer, adviertes de que eres peligroso, te proteges, alivias tu miedo. Todos los animales lo hacen. Gruñen, enseñan sus armas, amagan un ataque, no hay gran diferencia con nosotros. Quizá Navarro tuvo miedo demasiado pronto y eso le cambió para siempre.

Creo que iré un día de estos a visitar la tumba de Navarro. Es un fin de capítulo que a lo mejor requiere una pequeña ceremonia. Quizá pida perdón a su espíritu por haberle odiado, quizá arregle las flores de su tumba, quizá rece una oración.

O quizá no. Quizá hay una justicia cósmica, el karma, que arrancó de cuajo tu asquerosa cabeza, que te mató rápida y limpiamente, una muerte piadosa que no te merecías. Lo que te merecías era una muerte lenta llena de avances técnicos de la medicina, arrastrando una bombona de oxígeno, con un cable de plástico en tus orificios nasales; o un intravenoso con una bomba manual para dosificarte los opiáceos, Navarro, cabrón.

Ya me veo ante tu tumba. Aquí yaces. Bien muerto estás, hijo de puta, Voy a arrancar esas cuatro flores de mierda que han crecido alrededor de la losa, voy a escupir en esa lápida pretenciosa de mármol cursi de nuevo rico, voy a desenterrar tus despojos y mear en tu esqueleto y usar tu calavera de cenicero, Navarro, cabrón, estás bien muerto, muerto, muerto, muerto para siempre.



*  *  *

Shadows dance around the room
I know their names
I carry their blood too
They sing forgotten songs
But I know the words
They've been with me since I was born
As I grew I danced with them too

(Radical Face, The Crooked Kind)



Antes de que te des la vuelta

Antes de que te des la vuelta, podría emerger un líder de espíritu poderoso, ante cuyas palabras el mundo cayera rendido.





Antes de que te des la vuelta, alguien podría demostrar que, como ya sospechábamos, la realidad no existe.




Antes de que te des la vuelta, podría caerme muerto aquí y ahora por una extraña dolencia no diagnosticada.




Antes de que te des la vuelta, los astrónomos podrían descubrir un asteroide en ruta de colisión con la Tierra, y decir: nos quedan 36 horas de vida.




Antes de que te des la vuelta, alguien podría descubrir una partitura perdida de Mozart de cuya existencia nada se sabía.




Antes de que te des la vuelta.

Adiós




Cualquier proceso que evoluciona en el tiempo, con un principio y un final —como por ejemplo, la vida de una persona— pasa por un cenit, por un culmen: el momento en que todo se cumple y todas las potencialidades se manifiestan; en que la disolución y la condensación se alternan sin final, solve et coagula; en que todo lo que tenía que pasar, está ahora presente, de modo casi inevitable. Es ese instante de luz, el fulcro donde convergen los radios de la rueda, el centro que hace que la rueda exista.


Y todos los cambios que vienen después, y que llamamos avanzar, no son más que nostalgia estéril, esfuerzos vanos por volver al tiempo de la magia; por retornar a aquel instante de gloria, a aquel estado de gracia; por recomponer el fulcro destrozado que ha perdido su sentido y ya nunca más volverá a ordenar nuestro mundo.


El gesto inútil de juntar las piezas del jarrón roto, como si pudiésemos retroceder en el tiempo y regresar al instante anterior al desastre.







Painting box




Cuando era niño, mis padres nos regalaron a mis hermanos y a mí unas grandes pizarras negras —una para cada uno para evitar conflictos— donde dibujábamos o escribíamos de forma rudimentaria, con unas tizas de un perfecto color blanco, en forma de paralelepípedos de base cuadrada. O bien nos peleábamos, arrojándonos los borradores de fieltro, según fuera nuestro estado de ánimo.

Yo nunca conseguía ver reflejadas en aquellas manchas blancas las imágenes que iban y venían por mi imaginación. Mi hermano mayor comentaba ante mi frustración:

—Lo que te pasa es que no tienes paciencia. Hay que tener paciencia.

Pero la paciencia no mejoraba mis habilidades, y aunque aprendí al menos cómo encajar una figura dentro de un rectángulo, de aquellas experiencias viene seguramente mi escepticismo con las artes visuales.

Un buen día mi padre nos trajo un paquete de tizas… ¡de colores! Estas eran diferentes de las blancas, eran cónicas y más duras, y era más difícil pintar con ellas. Cuando se pinta, los materiales determinan la apariencia de la obra, como ya sabían los autores de las pinturas rupestres. 

Las tizas nuevas formaban una extraña gama de colores que, con toda seguridad, no existen en la naturaleza. Aquello añadió una dimensión nueva a mi faceta de graffitero avant la lettre, pero me trajo también algo más, algo que sólo recientemente he descubierto.

Es conocido el poder evocador de los olores —el olfato es nuestro sentido más primitivo— y también del sonido, de las melodías. Pero rara vez se habla de la capacidad de los colores, en abstracto, sin que formen ninguna figura, de traernos recuerdos. Recuerdos con frecuencia obscuros en los que sólo aparecen sentimientos difusos que nos cuesta relacionar con personas o acontecimientos.

Y ahora encuentro a veces algún color en cualquier objeto casual, y surgen aquellos sentimientos remotos, enlazados con aquellas tizas de colores. Y vuelvo a verme inmerso, con una rara intensidad, en aquel tiempo en que no entendía nada, en que todo era posible.



It's been ten years and a single day 
since the child that I was 
became the child that I still am today


(Callie Crofts, October)




Haiku to Greg




This is a visual haiku in memory of the late Gregory Lake. STTL 

Executive Producer,
Screenplay,
Production Design,
Location Manager,
Sound Design,
Director of Photography and
Camera Operator: Raoul de Metz.

Special guest appearance of a Schindleria Præmaturus.
Pebble dropping performed by Anne de Bretagne.

Transportation facilities provided by Audi AG.
Cameras and lenses by Canon Inc.




Extractos del Centro Comercial Noroeste




Entré al edificio por una puerta lateral, evitando la entrada principal que da al bulevar. Qué raro, tán poca gente a esta hora. Es hora de cerrar para la mayoría de los comercios y, en un día lluvioso como hoy, el lugar debería estar bastante lleno.

Notaba cómo me iba poniendo cada vez más nervioso y sabía por qué. Iba deambulando por las tiendas de alrededor, mirando los escaparates que apenas atraían mi atención, mientras una tristeza insoportable caía sobre mí, hasta que finalmente, me dirigí a la salida pensando "Me voy, me largo lejos de aquí".

Junto a la salida lateral, me fijé en un grupo de personas. Me pareció conocerlos… De pronto, el grupo se dirigió a la puerta principal, y de repente, allí estaba ella, salida de la nada.

Salió por la puerta, sin prestar atención a los demás, que se apartaron discretamente. Me acerqué a ellos sin pensar con claridad en lo que hacía. Me abrí paso sin muchas contemplaciones, salí al exterior y me encontré de nuevo en el bulevar, caminando tres metros tras ella y otra vez lloviendo.

Había olvidado lo alta que es. Allí estaba, con su abrigo beige tres cuartos, su corta melena, sin flequillo esta vez, zapatos de medio tacón, tán elegante, tan mona, tán clásica y sin paraguas.

Quería verla de frente, pero ello me obligaba a una maniobra extraña. Podía golpearle suavemente en el hombro, tap tap, Hola, ¿tú por aquí? Podía adelantarla, darme la vuelta, no sabía qué hacer. Y mientras andaba en estas consideraciones, frenó en seco y casi choqué con ella.

Se dio la vuelta y miró por encima de mi cabeza, sin verme, quizá tratando de encontrar a alguno de sus familiares. Bajó la cabeza, apuntó hacia mí su mirada. Primero una mueca como de sorpresa, tan breve que no me dio tiempo a contemplar su rostro. Como en un flash, sus ojos, su cicatriz, su piel blanca, blanca, que dios me de serenidad.

Su rostro se transmutó. Sentimientos mezclados, ninguno de ellos agradable. Me miró, tratando sin conseguirlo que me evaporase, sus ojos diciéndolo todo, precisamente tú, precisamente aquí, precisamente hoy.

Como en un hábil truco de magia, de esos que hacen murmurar "Oooooh" al público del circo, él, sí él apareció de pronto junto a ella. Ese plantígrado inútil, ese torpe tonto del culo, siempre en el lugar equivocado, la tomó por el codo con su mano izquierda, mientras en la derecha, un paraguas automático se desplegó como una flor que se abre en cámara acelerada, en un movimiento de infinita elegancia, bajo el que ambos quedaron cubiertos, ese paraguas estampado de hojas, de hojas de arce, un árbol mágico como un sauce llorón, como una pequeña casa hecha de hojas, ambos dos, y yo allí con la lluvia.

Retrocedí, retrocedí y me encogí sobre mí mismo, en un complejo movimiento que sólo nosotros, las lombrices, sabemos realizar, corrí cuesta arriba por el bulevar, intentando no correr demasiado, tratando de aplicar a mis pies un ritmo pausado, uno, dos, uno, dos, "I'm late, I'm late, for a very important date", Elysian Heights es un sitio de mierda para correr cuesta arriba, ya sabéis, y más todavía si eres fumador empedernido, allí corriendo, jadeando, como un pez dorado caído fuera de su pecera, buscando desesperadamente una papelera donde arrojar aquel objeto en mis manos, ahora tán obvio y fuera de lugar que, para mi extremo horror, descubrí que llevaba todavía conmigo, dónde estáis, papeleras, cuando se os necesita. Corrí, esta vez cuesta arriba, esta vez con la lluvia de cara.


There you are, in the lost city,
at the end of the world, where the lions weep.

Rebel Without a Clue





El amor es querer dar algo que no se tiene, a alguien que no lo quiere.  (Jean-Luc Godard)


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Sobreponiéndome al pánico paralizante y tras varios intentos abortados, la llamé por teléfono. Tenía un discurso preparado, pero como suele ocurrir en estos casos, no hizo falta. Le propuse un paseo inocuo por el jardín romántico, quizá tomar un café, hacer una pausa en los estudios con los exámenes ya tan próximos. Para mi sorpresa, aceptó en seguida y propuso sitio y hora. Cuando colgó me pareció que todo había sido tan fácil que era casi irreal.

Tras intentar, entre dudas paranoicas, adecentar mi apariencia, y en un estado de excitación nada conveniente, me dirigí a la cita. Mi primera cita con ella.

Cuando llegué, ya estaba allí. No en un banco ni paseando: Estaba sentada en lo alto de la barrera de troncos que los jardineros municipales habían instalado y que más parecía el vallado de un corral de ganado que un jardín romántico. En fin.

Lo que más me atraía de ella —bueno, todo me atraía de ella— era el leve deje anglosajón, ya que por lo demás hablaba un castellano perfecto. Yo había elaborado una lista de posibles temas de conversación (método, método, ante todo hay que tener diseñado un plan) pero tampoco me hizo falta porque la chica hablaba por los codos. Me lanzó un gran discurso sobre las condiciones meteorológicas en Winnipeg (¿Sería que, al igual que los británicos, el clima era un tema obligado para iniciar una conversación entre los canadienses?).

Como solemos hacer los hombres, escuchaba su voz como se escucha música, sin fijarme mucho en lo que decía (atención selectiva lo llaman). Más bien estaba atento a su apariencia, que me recordaba fuertemente a Daria Halprin. Camisa roja con estampado de cachemir; vaqueros convencionales con claveteados de nácar; sandalias planas de tiras de cuero; y ni rastro de collares, anillos o pendientes. Ni siquiera bolso. Así, tal cual, como surgida de la nada. Y mientras más sencilla es la apariencia de una persona, más difícil es deducir cosas sobre ella. Aviso a navegantes.

Al poco ya me sentía mucho más relajado. Paseamos, nos sentamos en una terraza, tomamos café y charlamos de todo un poco: viajes al extranjero, los estudios, los proyectos de la vida a nuestra edad

Me ofrecí a acompañarle al piso que compartía con otras tres estudiantes, pero insistió en que no y cogió un autobús, despidiéndose muy sonriente.

Regresé a casa como si acabase de realizar un viaje espacial, con un sentimiento mezcla de exaltación, sorpresa por lo fácil que había sido todo y expectativas, grandes expectativas. Y mi mente analítica empezó a maquinar los pasos siguientes. ¿Cuánto tiempo debía dejar pasar antes de volver a llamarla? ¿Eran mi apariencia y mi actitud las adecuadas? ¿Y mi conversación? Todo es susceptible de mejora y tenía que revisarlo todo. Si no fuera por los malditos exámenes…

Así que después de complejos cálculos numéricos en los que no faltaron la psicología, el estudio de usos y costumbres, los consejos de los amigos, la experiencia adquirida viendo películas románticas, las predicciones meteorológicas y un completo análisis de sus horarios de clase, la volví a llamar pasados tres días.

Que si estaba muy liada, que si tenía que estudiar, que quizá otro día etc… Me entró un bajón desproporcionado pero intenté racionalizarlo. Repetí el intento a intervalos de dos días, pero con idénticos resultados. Al cuarto intento, la realidad se me presentó cara a cara, con su persistencia pétrea: Muchacho, esto parece que no va a funcionar. Y ahí quedó todo.

Prosiguió el verano, pasé los exámenes con notas aceptables, y para cuando me quise dar cuenta, estaba ya en otro curso y la canadiense pertenecía ya a ese ámbito no muy bien definido, pero subjetivamente claro que llamamos el pasado.

Y casi exactamente un año después de la primera y única cita, en el vestíbulo de un teatro donde daban un concierto de guitarra clásica, vi en un pequeño grupo a diez metros de mí a la chica de la que hablo. Tuve una primera reacción de pánico, instinto de huída, parecida a la que deben sentir las gacelas del Serengueti cuando ven acercarse a ras de tierra a una leona. Pero antes de poder actuar me vio, y se acercó muy sonriente. Me agarró por el cuello, besos y sonrisas, qué ha sido de ti, cómo es que no me volviste a llamar (¡¿Qué?!), es que dije algo que te molestó etc. (Oh, no, no, yo me hago monje Shaolin)

Me sorprendió mi falta de emoción. Nos retiramos a nuestros respectivos rebaños, y me quedé pensando. Si las relaciones internacionales funcionan igual que las relaciones interpersonales, entonces sí que estamos bien jodidos.

Y del concierto, ni me enteré.













CQMF



[Digresión] CQMF = Cosas Que Me Fastidian. Podría utilizar un verbo más contundente y de peor gusto, pero lo dejaremos ahí. [Fin de la digresión]. Se lo dedico a Rachel Ballinger. Se le llevan los demonios cuando algo no le gusta.
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CQMF:


💣 Los niños en general. Especialmente si corren y/o chillan. En el futuro emplearemos formas más imaginativas de reproducción que no impliquen la presencia de niños. No me pregunten cómo, no soy biólogo.

💣   La gente que come con las manos. Incluso alimentos que, por convención social, se pueden comer con las manos. Extra bonus si además se chupan los dedos, uno tras otro. Y si al hacerlo hacen ruiditos, chruik, chruik, premio especial del jurado.

💣   La gente que habla a gritos por el móvil al creer que, porque no oyen bien a su interlocutor, éste tampoco les oye a ellos.

💣   Las mujeres a las que les molesta que les mire pero también que no les mire.

💣   La gente que dice «¡wow!» en vez de «¡joder!» 

💣   Los sistemas telefónicos de atención al cliente que comienzan con una grabación que dice: «Para mejorar la calidad del servicio a nuestros clientes…».

💣   Los sistemas telefónicos de atención al cliente que comienzan con una grabación que dice: «Todos nuestros operadores se encuentran ocupados en este momento. Por favor llame pasados unos minutos».

💣   Los sistemas telefónicos de atención al cliente.

💣   La palabra «pero». Normalmente sirve para disimular una contradicción.

💣   Los artistas que colocan sus obras en la naturaleza —acantilados, bosques, etc.— pensando que con ello aumentan la belleza del paisaje.

💣   La gente que ha leído —e intenta poner en práctica— el libro ese de Dale Carnegie que dice que los lameculos hacen muchos amigos.

💣   Los folletos de instrucciones traducidos del inglés traducido del chino.

💣   Los tíos que llevan una gorra con la visera para atrás.

💣   La gente que repite frases sin saber por qué: "con la que está cayendo", "sí o sí", "tú mismo", "cómo lo ves", etc.

💣   El olor del spray «ambientador» que te echan dentro del coche después de lavarlo.

💣   La gente que en verano, se disfraza de cultivador de arroz vietnamita: camiseta de tirantes, pantalón corto y chanclas de goma.

💣   Los tatuajes, el piercing, la cirugía estética etc.

💣   Los grandes inventos del ingenio humano tras la agricultura, el fuego y la rueda, a saber: los monomandos de las duchas y las papeleras de pedal.

💣   La gente que antepone la expresión "lo que es" (o "lo que viene siendo") a cualquier cosa que dicen. Por ejemplo: "Le haremos una regata en lo que es la pared para meter lo que es el cable que conecte lo que viene siendo el distribuidor".

💣   En los baños de lugares públicos, el temporizador de la luz que hace que ésta se apague cuando más necesaria es.

💣   La música ambiental, obligatoria en todas partes, molesta, inadecuada o simplemente innecesaria.

💣   Los graffiti, el rap, el toro embolado y cualquier otra actividad resultado de mezclar aburrimiento e incultura.

💣   La gente que va en bicicleta por las aceras. Más de uno se ha dado un buen porrazo por haberle hecho yo un quiebro ambiguo, un movimiento equívoco. Involuntario, claro está.

💣   La gente que se quita los zapatos mientras está comiendo en un lugar público. Si alguien piensa que eso no es habitual, es que nunca ha estado en Valencia.

💣   La gente que dice "¿sabes lo que te quiero decir?" al final de cada frase, ¿sabes lo que te quiero decir?

💣   Los gruñones que se quejan por todo lo que no le gusta. Si no les gusta, que se vayan. Es lo que haré. Llegué a este mundo quejándome y pataleando, y quejándome y pataleando pienso marcharme.


Into White


Cat Stevens, Into White, Tea for the Tillerman, 1970


(Transcripción parcial del CVR (cockpit voice recorder, registro de voces de cabina) del vuelo NM 200 Valencia-Barcelona, el 21 de Junio de 2017, según el informe final de la CIAIAC (Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil - Ministerio de Fomento))

Los datos sobre lugares y personas han sido modificados por protección de datos.

Abreviaturas:

C1 Comandante de la aeronave, actuando como piloto
C2 Copiloto
CTA Área de control de tráfico
TWR Torre de control
CAB Sonidos en cabina
COM Comunicaciones de radio
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08:45:00 CET

COM TWR Valencia torre NM dos cero cero autorizado para despegue por la 30.
COM C1 Gracias torre. Salimos por tres cero.
CAB C1 ¿Checklist completa?
CAB C2 Completa.
CAB C1 potencia en 90.
CAB C2 nueve cero.
CAB [sonido de los motores aumentando el régimen]
CAB C2 V1.
CAB C2 Rotación.
CAB C1 Rotación.
CAB C2 V2.
CAB C1 Y… ascenso positivo.
CAB C1 Dentro las ruedas.
CAB C2 Dentro.
CAB C1 Flaps en 5 potencia en 70 por favor.
CAB C2 Flaps en cinco, dos verdes. Y potencia en siete cero.
CAB C1 Llevamos un peso pesado. Un poco de trim a babor.
CAB C2 Compensado.
COM TWR Valencia torre os dejo con CTA Barcelona en 140.5 buen vuelo.
COM C1 uno cuatro cero punto cinco. Gracias. Bon dia.
COM CTA Barcelona. NM dos cero cero buenos días. 
COM C1 Bon día Barcelona. Adelante.
COM CTA Barcelona. Tomen 44 y altitud 260.
COM C1 cuatro cuatro y dos seis cero. Gracias.
CAB C2 Es diu Barselonee.
CAB C1 Por favor, por favor, cabina estéril.
CAB C2 ¡Sir, yes sir!

... ... ...


09:12:20 CET

CAB C1 ¿Qué ha sido eso?
CAB C2 Dos cazas. ¿Te lo puedes creer? Nos han pasado por debajo. Allí van, mira las estelas.
COM C1 CTA Barcelona. Nos han pasado muy cerca dos militares. ¿Hay maniobras por aquí?
COM CTA Barcelona Un momento, un momento, tenemos un…
COM CTA Barcelona Tenemos un incidente, un momento, por favor…
COM C1 CTA ¿Qué pasa?
COM CTA Barcelona Hay un tráfico que no se ha identificado. Sin transponder. Han salido  dos Typhoon de Los Llanos para identificarlo.
CAB C2 La guerra de los mundoooos…
CAB C1 ¡Cabina estéril, por favor! 
COM C1 CTA ¿Qué clase de tráfico?
COM CTA Barcelona Es… es… muy raro. Va hacia vosotros, en vuestro nivel y casi a mach 3.
COM C1 CTA repite, repite ¿mach 3? No es un comercial ni un privado, tiene que ser militar.
COM CTA Barcelona Negativo, no, no. Lo hemos comprobado. Sólo podría ser un Eurofighter y sólo están los de Albacete.
CAB C2 Podría ser un Rafale que se ha quedado sin instrumentos…
CAB C1 Eso, y ha confundido el delta con Marsella… No puede ser a mach 3.
CAB C2 La electrónica acabará con todos nosotros
COM C1 CTA Barcelona ¿Que hace?
COM CTA Barcelona Malo, malo, malo… Entró sobre Bilbao con rumbo uno tres cero y viró al sur más o menos sobre las Bárdenas. Ahora va hacia vosotros y descendiendo. Los Typhoon no han podido establecer contacto visual.
COM C1 No me gusta, no me gusta nada… 
COM CTA Barcelona NM dos cero cero ¿Queréis declarar emergencia?
COM C1 Eeeh… sí, sí, declaramos emergencia. ¿Qué aeropuerto tenemos más cerca?
COM CTA Barcelona Estais casi encima de Reus. Habla con aproximación de Reus en… en… 138.2.
COM C1 uno tres ocho punto dos. Voy a descender rápido.
COM C1 NM 200 para Reus, hemos declarado emergencia por riesgo de colisión. Necesitamos entrar deprisa.
COM TWR Reus Entendido NM dos cero cero. Estamos al corriente de todo el lío. ¿La nave está bien?
COM C1 Afirmativo. El problema es un tráfico sin identificar que viene hacia aquí.
COM TWR Reus Nosotros también lo tenemos en el radar. Viene a toda leche. Sugerimos que entréis directamente por cero siete. Sin viento en superficie. Hemos despejado todo el tráfico.
CAB C1 Configuración para descenso de emergencia. Slats, flaps en 35, motores fuera. 
CAB C2 Slats, flaps a tres cinco, dios mío la que nos vamos a dar…
CAB C1 Tripulación de cabina, bajamos a Reus por problemas de tráfico. Cinturones etc. Tranquilidad.
CAB [voces ininteligibles]
CAB [sonido de los motores disminuyendo el régimen]
COM TWR Reus NM dos cero cero continúe hacia cero siete, cero siete.
CAB [Sonido de una bocina y una voz sintética: sink rate, pull up, sink rate, pull up.] 
COM C1 Reus torre, ya veo la cero siete. Estoy bajando todo lo deprisa que puedo, pero tampoco quiero acojonar al pasaje.
CAB C1 Sink rate.
CAB C2 Sink rate cinco cero cero. Yo me bajo en Aluche
COM TWR Reus Date prisa, lo tienes casi encima. Va a llegar por las nueve. Mucho cuidado.
CAB C2 Míralo Ahí está…
CAB [Sonido de una voz sintética Trafic, trafic.]
CAB C1 No puede ser… ¿No decían que venía a mach 3?
CAB C2 La madre que…
CAB [voces ininteligibles]
CAB C2 ¡Es blanco… es blanco!
CAB C1 No, no, no, no, eso sí que no…   
CAB [varios sonidos metálicos] 


(fin de la grabación a las 09:29:14 CET)





Don't cry

Art Garfunkel, Mary Was An Only ChildAngel Clare, 1973
Albert Hammond, Mike Hazlewood, Jorge Milchberg



Mary was an only child,
Nobody held her, nobody smiled.
She was born in a trailer, wretched and poor,
And she shone like a gem in a five and dime store.


Mary had no friends at all,
Just famous faces pinned to the wall.
All of them watched her, none of them saw
That she shone like a gem in a five and dime store.


And if you watch the stars at night,
And find them shining equally bright,
You might have seen Jesus and not have known what you saw.
Who would notice a gem in a five and dime store?



Paul Simon, The Boy In The Bubble, Graceland 1986



These are the days of miracle and wonder
This is the long distance call
The way the camera follows us in slo-mo
The way we look to us all

The way we look to a distant constellation
That's dying in a corner of the sky
These are the days of miracle and wonder
And don't cry baby, don't cry
Don't cry

Salmo 23





…nada me faltará…

Hace ya tiempo encontré en una guía arqueológica de España una referencia que llamó mi atención. En un lugar de la provincia de Toledo se encontraron hace tiempo los restos de un mausoleo tardoromano. El sitio había sido excavado en 1967-1974 por el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid. Se halló un sarcófago de mármol de muy buena factura y temática cristiana, (llamado "de los Apóstoles"), actualmente en el Museo Arqueológico Nacional. El yacimiento fue estudiado por Theodor Hauschild que publicó una reseña en el Madrider Mitteilungen, la información fue incluida en el libro "Hispania Antiqua: Die Denkmäler der frühchristlichen und westgotischen Zeit", de Helmut Schlunk y Theodor Hauschild (y del cual encontré una copia de segunda mano en Amazon por 40 euros), y el lugar fue después abandonado a su suerte.

El mausoleo es una estructura única en la Península, un edificio octogonal de casi 24 metros de diámetro, de sólidos bloques de granito, y una cripta en forma de corredor semicircular cubierto por una bóveda de opus cœmenticumSegún lo que he leído, sólo hay estructuras similares en la tumba de Diocleciano en Split, Croacia, y en Santa Costanza en Roma.

Foto: P. Witte, Instituto Arqueológico Alemán, 1967


Hice un primer intento de verlo en 1996, acompañado por la que llamo mi 'asesora de imagen' (y a veces mi 'agente de la condicional', 'personal shopper', 'social graces consultant', y otras cosas), pero no logré localizarlo. Una segunda visita poco después (1998) me llevó hasta el lugar, con la ayuda del dueño de un bar y de un pastor que andaba cerca. Evité usar expresiones como 'paleocristiano', 'tardoromano' o 'bajoimperial' y me limité a preguntar por 'ruinas antiguas'. Allí estaba. De inmediato hice dos cosas: Medir la posición exacta con el GPS, y sacar la cámara de fotos. Su visión nos llenó de una mezcla de tristeza y rabia.

Tengo un gran respeto por el Instituto Arqueológico Alemán. A él debemos la mitad de lo que se sabe de la Alta Edad Media española y mucho de la Antigüedad. Pero en este caso, no se preocuparon por preservar el sitio con tela aislante, gravilla o una valla que rodeara el recinto, como sí hicieron en Marialba de la Ribera o en Valdecebadar. Además, otros sitios arqueológicos están en recintos cerrados o propiedades particulares que lo protegen indirectamente (Dehesa de la Cocosa, La Alberca, Vega de Mar, Casa Herrera, etc.). Este en cambio, está en medio de unos terrenos dedicados a la agricultura, completamente accesibles, por lo que se fue convirtiendo en un vertedero a donde iban a parar toda suerte de desechos. neumáticos viejos, somieres, cajas de madera, incluso un sofá destrozado de plástico rojo. Hasta habían puesto un gallinero cuya verja metálica sujetaron con cemento a los restos de la bóveda romana. Las fotos siguientes hechas por mí, muestran el aspecto del lugar en una visita posterior en 2003.









Mi asesora y yo decidimos que había que hacer algo, pero ¿qué?. Nuestra confianza en las autoridades competentes es nula (sí, somos así de mayores); contactar con un periódico de Toledo sería sólo una noticia olvidada a los pocos días. Haría falta algo más radical.

—Vamos a escribir una carta a la reina.— En aquel tiempo lo era Sofía de Grecia, de la que se conocía su afición por la arqueología.


Mi asesora se mostró un poco sorprendida pero colaboró. Hice copias en 18x24 de las fotos del lugar, y redactamos una carta muy correcta explicando la situación y pidiendo alguna clase de acción. Encontrar la dirección de la reina fue más laborioso de lo que nos hubiéramos imaginado. Y allá fue la carta.


Al cabo de dos meses, recibimos con sorpresa una respuesta procedente de la 'Casa
de Su Majestad el Rey'. En ella acusaban recibo de la nuestra y nos informaban de que
pasaban el dossier a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.




Esto desinfló un poco nuestras expectativas. Pero de nuevo con sorpresa, al cabo de un mes, recibimos otra carta, esta vez de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha,




donde agradecían nuestro interés por el patrimonio de CLM y comentaban su intención de asignar en un futuro indeterminado, un presupuesto para acometer la conservación del sitio. Y también indicaban que la responsabilidad del patrimonio histórico artístico estaba en manos de los municipios (en este caso, del alcalde pedáneo del lugar). Negro panorama.


…aunque camine por el valle de las sombras…

Pasó el tiempo. Una visita ulterior al sitio aumentó nuestro pesimismo: Todo estaba exactamente igual, el mausoleo seguía siendo utilizado como vertedero. Sólo habían cambiado las basuras, ahora no estaba el sofá de plástico, pero sí un neumático de tractor. De la rueda trasera. Decidimos no regresar más, ya que las visitas sólo nos traían decepciones.

Nunca he culpado a los agricultores de la zona, que posiblemente no sabían qué era aquello, excepto un gran agujero en el suelo. Y es conocido el hábito de las buenas gentes del campo de arrojar los desechos en las proximidades de sus propias viviendas.

Siguió pasando el tiempo, como tiene por costumbre, y un buen día, en 2007, veo en internet que el lugar ha sido declarado Bien de Interés Cultural, y el ABC se hace eco de la noticia.

Llamo a mi asesora y celebramos que al parecer, alguien se ha interesado finalmente por el asunto. 

Pero pronto comprobamos que la declaración como B.I.C. de un lugar es poco más que unas líneas en un boletín oficial. Una nueva visita, más esperanzada, nos confirma que nada ha cambiado.

Hasta que en Enero de 2016, encuentro, también en internet, una reseña de 'Hispania Nostra' en la que se habla del lugar, y se utilizan gruesos adjetivos, 'escándalo mayúsculo', 'desastre', 'expolio', 'vergüenza', etc. Todo ello acompañado de fotos que muestran lo terrible de la situación.

Y finalmente, una asociación privada, con la aprobación de las autoridades competentes, acomete la limpieza e impermeabilización del sitio, desmonta el gallinero, instala una verja y lo deja al menos adecentado y resguardado. Los voluntarios se encargan de la limpieza y los políticos se hacen la foto. "Business as usual".

El sitio se borra de la lista roja de lugares arqueológicos en grave peligro de 'Hispania Nostra'. En efecto, hacemos una última visita (2017) y el aspecto es ahora mucho más alentador.



¿Sirvió de algo nuestra carta a la reina? Nos gusta pensar que nuestra iniciativa contribuyó a salvar el sitio, aunque el sentido común sugiere que fue una mezcla de información en internet que alguien encontró por casualidad, la influencia de la prensa, la iniciativa de asociaciones privadas, y el hecho de que cada vez más, la gente no especializada (cual es mi caso) se interesa por cosas que antes desconocía. Y actúa.

Lo comento con mi asesora, (mientras nos comemos una pata de cabrito no lejos de allí), y me dice que hay varias cosas que hemos aprendido con esta acción. Que las autoridades y los funcionarios son como la Justicia: Lentos, pero cuando al legajo correspondiente le toca el turno, lo cogen como perros de presa y no lo sueltan. Conclusión: Reclama, escribe, quéjate, haz algo, ACTÚA. Aunque pasen, como en este caso, 19 años.

Y añade: "Poco importa que nuestras cartas sirvieran de algo. Eran actos puros, en el sentido budista de la expresión, que no esperaban efecto ni recompensa. Hicimos lo que había que hacer, sin pensar. Fue como dice el Principio 6, «Makoto, Sinceridad Absoluta» del código del samurai, el Bushido: «Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. No ha de "dar su palabra." No ha de "prometer." El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer». Tal es el valor de su palabra, la fuerza de su voluntad".

Un día de estos le pediré matrimonio.