Aparece en las mañanas. La de los rosados dedos. Eos Erigenia. Vive un día. Cuando llega el crepúsculo de la tarde, desaparece.
Se mueve con la mirada fija en un punto lejano, como si no viera nada, se convierte en su propio movimiento rítmico. Nadie puede apartarle de su trance, su extrema concentración en un propósito remoto.
A veces parece recobrar el sentido del momento presente, recobrar la memoria. Por un instante mira a su alrededor, incluso sonríe ligeramente, sin reconocer a nadie.
Los que ven pasar su sombra intentan despertarla, le llaman por su nombre, le suplican. Y nada le conmueve, nada altera su extraño viaje. Nadie puede detener el avance del tiempo, la danza de Shiva.
En esa neblina en el tiempo entre la vigilia y el sueño, les será concedido un minuto de conocimiento antes del final.
Y llega el crepúsculo de la tarde. Y desaparece.
Year of the Cat.
Andrew Wyeth: Christina's World. (Museum of Modern Art, New York)