Eternal sunshine of the spotless mind

 


El hombre era casi invisible, quiero decir que su apariencia era tán corriente, tán neutra, que nadie se fijaría en él. De estatura más bien reducida, sus maneras como de otra época eran la única peculiaridad que alguien recordaría de él. Parecía un personaje salido de una foto antigua del Café Gijón, aunque el bar en que estábamos era más bien modesto. Ya habíamos coincidido en otras ocasiones en aquel sitio.

Bebió un sorbo de Jack Daniel's de su vaso, y se quedó mirando al techo, en silencio.

Parecía que iba a quedarse así, inmóvil para siempre. Si no fuera porque tenía los ojos abiertos, hubiera pensado que se había dormido. O que se había muerto.

Traté de continuar la conversación.

—Entonces, si no le he entendido mal, usted sería partidario de borrar de nuestra mente los recuerdos no deseados.

Me respondió, como saliendo de un trance.

—Sí… más o menos. Perdone, me había distraído, ya sabe, los recuerdos… —y no pudimos evitar reírnos los dos.

 —Creo —continuó— que los recuerdos son a veces una carga, sería mejor hacerlos desaparecer para liberar nuestra mente de un dolor innecesario.

—Pero los recuerdos son en realidad parte de lo que somos, se ha llegado a decir que realmente, somos nuestros recuerdos —la suma de nuestros recuerdos, diría un matemático. Todo lo que nuestra memoria guarda, es eso que somos en el presente.

—En efecto, incluyendo los recuerdos que quisiéramos no tener. Piense en todos sus recuerdos que, al evocarlos le producen una desagradable sensación de "tierra, trágame"; o los recuerdos con que tienen que vivir gente como los policías o los soldados que regresan de una guerra, cosas que quisieran no haber visto nunca. Si pudiésemos borrar algunos recuerdos, daríamos cierta paz de espíritu a esas personas. De hecho, se han probado fármacos que permitirían borrar recuerdos de forma selectiva. 

—Cierto, y no parece mala idea, aunque dudo que los recuerdos individuales se puedan tratar y borrar uno a uno. La amnesia podría devolvernos la paz en algunas situaciones, pero a la vez haría que dejáramos de ser quienes somos. Piense en la enfermedad de Alzheimer, o la demencia senil, en que la pérdida de los recuerdos convierte a una persona en un ser que, ni reconoce a los demás, ni es reconocido por ellos. La manipulación de los recuerdos acabaría con nuestra personalidad individual.

—Entiendo lo que quiere decir… Quizá la clave estaría en un borrado selectivo. Creo que en el futuro, la medicina permitirá "localizar y destruir" —usando el lenguaje militar— los recuerdos que sean sólo una molestia de la que podamos prescindir y seguir siendo nosotros mismos. 

—Sería realmente un gran invento, pienso en recuerdos de mi pasado que eliminaría sin dudarlo.

—¿Ha visto usted "Memento", de Christopher Nolan? Es muy interesante, habla de una condición poco conocida, la amnesia anterógrada, la incapacidad para retener los recuerdos más allá de unos pocos minutos. Similar al caso de un tal Henry Molaison. Para curarle de graves convulsiones que hacían peligrar su vida, le cortaron el corpus callosum,  es decir, le seccionaron el cerebro por la mitad. Sí, sí, no ponga esa cara. Puede hacerse. Cuidadosamente, claro está. El caso es que contrajo amnesia anterógrada. Y Clive Wearing, a quien una infección vírica lesionó el cerebro y le dejó en el mismo estado. Recordaba sólo lo anterior a su enfermedad. A partir de aquel punto, todo le parecía nuevo; cada vez que veía a su mujer, se emocionaba como si no la hubiera visto en años. Una forma complicada de vivir… pero curiosamente, conservaba su habilidad para tocar el piano, y con el tiempo, llegó a habituarse, en cierto modo, a su nueva condición.

—Hay varios textos sobre la persistencia de la memoria. ¿Ha oído usted hablar de un personaje que se hace llamar *entangled*? Es un sujeto que escribe en internet, y reflexiona a veces sobre la posibilidad de que los recuerdos persistan tras la muerteaunque creo que es sólo un recurso literario, ya que dice ser ateo y no creer en la supervivencia de la mente tras la muerte física. La idea que menciona *entangled* procede de la película japonesa "Afterlife". Y *entangled* menciona también otra curiosa idea: Que nuestra existencia depende de los recuerdos que dejamos en la memoria de otras personas. 

—¿Le conoce usted?

—¿A *entangled*? Claro, yo soy *entangled*.

—Usted lo que es es un bromista, pero me interesan sus ideas sobre la memoria.

—La memoria es el tiempo colocado secuencialmente. Einstein decía que en realidad todo está presente ahora. Hasta inspiró un poema de T.S. Eliot sobre ese punto.

—¿Einstein?, no es personaje que goce de mi simpatía… Siempre he pensado que era un pusilánime, dubitativo, carente del coraje que hacía falta para publicar a las claras lo que las evidencias ponían delante de sus narices. Pero dudaba, tardó años en atreverse a mostrar la Relatividad General. De no haberlo hecho, no hubiera pasado nada: la Relatividad estaba ya para entonces "madura", estaba en el ambiente, por así decirlo. En menos de una década algún otro físico más atrevido la hubiese publicado. Pero no niego que Einstein era un excelente matemático, y que tuvo la intuición de juntar ideas de la física de su tiempo que estaban ya presentes en los foros científicos. Pero estoy divagando…

—Siga, esa idea del borrado selectivo de la memoria me ha recordado una película curiosa, no recuerdo el título. Trata de un hombre y una mujer, una pareja con una relación cuando menos problemática, una alternancia de encuentros y desencuentros. No es una película de ciencia-ficción, aunque contiene elementos fantásticos. Resulta que un día, el hombre se entera de que ella ha decidido someterse a un tratamiento que le permitirá borrar todos los recuerdos relacionados con él. Él se sorprende, se siente humillado, sufre el mayor desprecio que se pueda uno imaginar, que otra persona borre de su mente todo recuerdo relacionado con uno…

El hombre levantó el vaso vacío.

—El caso es —dije— que no recuerdo el título de la película. Es algo como "Eternal sunlight…" No, "Eternal silence…" algo parecido. ¿Está usted haciendo un brindis a la diosa de la memoria?

—No. Estoy indicando al camarero que me traiga otro whisky. ¿Quiere usted también?

—Por supuesto. El whisky es excelente para prevenir la decadencia del cerebro… Quizá porque contiene componentes químicos comunes con los rabos de pasas. Así evitaremos que se nos quede el cerebro como una tabula rasa… ¡"Spotless mind"! Eso es, "Eternal sunshine of the spotless mind", ese es el título.

—No le han hecho falta las pasas… Pero tomémoslo despacio, no como los americanos, que parecen tener prisa por apurar sus bebidas.

—Prisa para todo. Vano esfuerzo, la muerte les alcanzará igualmente.

—Aquí vienen nuestros vasos. Y la muerte no ha llegado todavía.

She's very rarely late…


If only there could be an invention that bottled up a memory, like scent. And it never faded, and it never got stale. And then, when one wanted it, the bottle could be uncorked, and it would be like living the moment all over again. 

(Daphne du Maurier, Rebecca, 1938)


We're just two lost souls swimming in a fish bowl
Year after year
Running over the same old ground
What have we found?
The same old fears

(Roger Waters, Pink Floyd, Wish You Were Here, 1975)



How happy is the blameless vestal's lot! 
  The world forgetting, by the world forgot. 
  Eternal sunshine of the spotless mind! 
  Each pray'r accepted, and each wish resign'd?

(Alexander Pope, Eloisa to Abelard, 1717)