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      2009                                                                                                  2016

Volvimos otra vez.

Nos consideraban casi clientes fijos. Gracias a eso disfrutábamos de pequeños privilegios, como desayunar en la habitación, no tener que dejar depósito al hacer la reserva, el que nos dejaran las llaves de la entrada si íbamos a volver tarde… un trato casi familiar.

El último día, antes de ir a La Regalina, le dije, recordando un tiempo anterior:

—Ponte ahí, en la pared, cerca de la ventana. Con el sombrero blanco de loneta. Eso es. Coge la cámara. Ahora mira a tu derecha, al suelo, justo debajo de la ventana.

Perfecto. La luz no era la misma, y el encuadre ligeramente distinto. Aun así, la semejanza estaba ahí, parecería que el tiempo no había pasado.

Pero algo faltaba.

6 comentarios:

  1. Qué bonita la primera foto, y que nostálgica la segunda.

    Me alegra mucho tu regreso. No hay que tirar nada, las sobras se comen tal cual o se aprovechan de otra forma. A veces dan para platos suculentos.

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    1. Como el virus de la gripe. Una mutación y a la carga de nuevo.

      Gracias y saludos.

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  2. Siete años es media vida para un perro.
    Saludos.

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    1. Sí, la segunda vez ya sospechaba que no estaría allí.

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  3. Pues usted está guapísima
    y una pena la pérdida

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    1. La chica del sombrero te lo agradece.

      Y sí, como dijo Buda, «todo está sujeto a desaparición».

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