Hace algún tiempo encontré en internet una observación interesante, no sé si fue en un blog, en reddit o algún foro por el estilo. Era más o menos así (cito de memoria):
"Hoy me disponía a tomar un medicamento que me han recetado y, al abrir la caja, lo he hecho, no por el lado donde está el prospecto, sino por donde están las pastillas. Como esto no suele suceder nunca, he creído que debía compartir con vosotros ese bello momento".
Aquella curiosa reflexión me sorprendió. Pensé que la posición del prospecto —como en la paradoja del gato de Schrödinger— no está en un sentido ni en otro, sino en una superposición de ambos estados, que sólo se resuelve al abrir la caja por uno u otro extremo.
He recordado el caso del medicamento y su prospecto porque he pasado por una experiencia que tiene algo en común con aquella.
Me han recetado una medicina, y he hecho algo que ni los médicos recomiendan: leer el prospecto en su totalidad (bueno, la parte que estaba en español). Dicen que la lectura de esos prospectos te vuelve paranoico —si es que no lo estabas ya— hipocondríaco, te arrastra a teorías conspiratorias, grupos anti-vacuna, negacionistas del Covid, &c. &c. o sea, más o menos como Miguel Bosé (sin rimmel, espero).
Pero lo interesante es que al volver a plegar el prospecto, lo he dejado tal y como estaba plegado en origen, lo he doblado tal como salió de fábrica. Y a la primera, sin vacilaciones, una ensoñación de origami, el tiempo corriendo hacia atrás, la magia de algo que se agita sin apenas tocarlo, un acto de prestidigitación que asombra y conmueve.
Y me ha parecido un acontecimiento tán inusual, que tengo la sensación de haber violado alguna ley fundamental de la naturaleza. Puede que haya sido fruto del azar, pero es que no conozco a nadie que haya podido volver a plegar un prospecto de una medicina. Al menos al primer intento.
Así que me he sentido muy próximo a aquel otro anónimo que comentó su experiencia en aquel foro de internet, como si perteneciéramos a una extraña hermandad secreta con acceso a fantásticos superpoderes.
Y he creído que debía compartir con vosotros ese bello momento.
jajaja, manda carallo. Yo una vez leí el prospecto de un medicamento antes de comprarlo (lo hice por internet y así no tuve ni que extenderlo ni que doblarlo). Era para dejar de fumar y uno de los efectos secundarios era "tendencias suicidas", así que preferí seguir fumando y matarme poco a poco (que tampoco tengo prisa). Lo curioso de esto es que he dejado de fumar varias veces por mí mismo y en algunas lo hice durante años (vale que me ayudó mucho el deporte de competición y ése sí casi me mata).
ResponderEliminarEn fin, mis filosofías de taberna. Respecto a mis condiciones para la papiroflexia, soy nulo, pero en su momento me hice unos canutos inigualables (si eso cuenta). Un saludo.
"Tendencias Suicidas", un buen nombre para un grupo pop de los tiempos de la movida.
EliminarMuchos medicamentos lo mencionan entre los efectos secundarios (yo tomo 2 que lo pone). Y paradojicamente, el uso continuado de THC también puede producir depresión — y por tanto, tendencias suicidas. (Aunque se están estudiando múltiples usos terapeúticos, la ética judeo-cristiana impide que un medicamento sea agradable y a la vez efectivo).
Yo dejé de fumar (THC y tabaco), pero no por los efectos secundarios, sino por la calidad cada vez peor, hasta que un día me sentí estafado y lo dejé todo. Ahora tomo orujo — pero de La Liébana :(
Gracias por tu visita.
Son dos casos curiosísimos, por excepcionales y por la forma en que se complementan entre sí. Aquel fue un momento mágico y éste su culminación. Porque tenía que ser así: nadie que no hubiera leído sobre el primero podría haber llevado a cabo el segundo. Es una ley de la naturaleza que me acabo de inventar, pero que seguro que existe. Si no, ¿qué sentido tendría que se produjeran ambos hechos? Seguro que algo ha encajado en algún sitio, y esto tendrá una consecuencia, aunque no seamos capaces de asociar dicha consecuencia con su origen.
ResponderEliminarSaludos.
PD: y ahora (más) en serio, me ha encantado tu texto.
El sentimiento de que todo está conectado es percibido por mucha gente, aunque carezca de base científica. Pero como en ciencia se descubren cosas nuevas (bueno, llevamos algún tiempo estancados, creo yo) no me sorprendería que se descubrieran conexiones desconocidas entre acontecimientos. Mi apodo tiene su origen en uno de esos efectos, el llamado entrelazamiento cuántico. No lo voy a explicar aquí porque es un poco rollaco. Pero me han ocurrido un par de veces cosas sin explicación racional. No creo en nada que no sea demostrable, pero acepto que hay cosas por demostrar. A lo mejor ahí queda hueco para la papiroflexia.
EliminarGracias y saludos.
Me ha encantado encontrarte y leerte
ResponderEliminarme gusta lo que escribes
saludos
Saludos. Hace bastante tiempo que leo tu blog, aunque ocasionalmente y sin comentarios: es de esos blogs para entrar de puntillas y en silencio. Cuando se me ocurre algo, en seguida me parece irrelevante y lo borro.
EliminarResulta que hemos leído blogs comunes, algunos desaparecidos. Así que el círculo se cierra.
Gracias y bienvenida.